miércoles, 6 de julio de 2011

Una sombra blanca


Yo recordaba vagamente el Palacio de Brandeso, donde había estado de niño con mi madre, y su antiguo jardín, y su laberinto que me asustaba y me atraía. Al cabo de los años, volvía llamado por aquella niña con quien había jugado tantas veces en el viejo jardín sin flores. El sol poniente dejaba un reflejo dorado entre el verde sombrío, casi negro, de los árboles venerables. Los cedros y los cipreses, que contaban la edad del Palacio. El jardín tenía una puerta de arco, y labrados en piedra, sobre la cornisa, cuatro escudos con las armas de cuatro linajes diferentes. ¡Los linajes del fundador, noble por todos sus abuelos! A la vista del Palacio, nuestras mulas fatigadas, trotaron alegremente hasta detenerse en la puerta llamando con el casco. Un aldeano vestido de estameña que esperaba en el umbral, vino presuroso a tenerme el estribo. Salté a tierra, entregándole las riendas de mi mula. Con el alma cubierta de recuerdos, penetré bajo la oscura avenida de castaños cubierta de hojas secas. En el fondo distinguí el Palacio con todas las ventanas cerradas y los cristales iluminados por el sol. De pronto vi una sombra blanca pasar por detrás de las vidrieras, la vi detenerse y llevarse las dos manos a la frente. Después la ventana del centro se abría con lentitud y la sombra blanca me saludaba agitando sus brazos de fantasma. Fue un momento no más. Las ramas de los castaños se cruzaban y dejé de verla. Cuando salí de la avenida alcé los ojos nuevamente hacia el Palacio. Estaban cerradas todas las ventanas: ¡Aquella del centro también! Con el corazón palpitante penetré en el gran zaguán oscuro y silencioso. Mis pasos resonaron sobre las anchas losas.

Ramón María del Valle-Inclán | Sonata de otoño | 1902




¿Te has preguntado alguna vez cómo sonaría la voz real de Valle-Inclán? ¿Con qué entonación leería sus propios textos? ¿Tendría la dicción de alguien dedicado al teatro? ¿Sería tan gallego en su acento como en sus escritos? Pues no te quedes con ganas. Sal de dudas. Abajo te enlazo una grabación hecha por Tomás Navarro Tomás en 1931. La primera vez que la escuché fue en un CD doble editado por el Archivo de la Palabra, donde, bajo el título genérico de Voces de la Edad de Plata, se agrupaban las voces originales de personalidades tan destacadas como Pío Baroja, Jacinto Benavente, Miguel de Unamuno, Azorín, José Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos, Armando Palacio Valdés, Juan Ramón Jiménez, Menéndez Pidal, Ramón y Cajal, Alcalá Zamora, los hermanos Quintero o la mismísima Margarita Xirgu, entre otros muchos. Una delicia. Qué pena que sean tan poco conocidas estas grabaciones (u otras similares). Aunque, bien pensado, me alegro de que, con lo poco cuidadosos que somos los españoles con nuestro pasado, se hayan conservado al menos éstas. Podría ser peor.

El fragmento concreto que lee Valle se corresponde casi con el comienzo de la Sonata de otoño, auténtica obra maestra de la prosa modernista española. Un prodigio de musicalidad y gusto por la estética decadentista. En concreto, es el momento en que, llamado por Concha, regresa, tras muchos años, al Palacio de Brandeso. La lectura es un poco más extensa que el texto que yo he reproducido arriba. Además, se acompaña de un poema de Claves líricas. Su voz es espectral. Juzga por ti mismo. Basta con pulsar play en la web a la que lleva el enlace. Ya me dirás.

Audio | Llegada del Marqués de Bradomín al Palacio de Brandeso | Voz: Valle-Inclán | 1931

6 comentarios:

  1. No tengo idea como sonaría la vos de don Valle, pero me produce un escalofrío, pienso que sería como la voz de mi abuelo.
    Amo a muchos escritores españoles, aunque se los menosprecie, aunque los españoles mismos sean tan autocríticos, demasiado.
    Un abrazo.

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  2. Me encanta Valle Inclán y el fragmento que has seleccionado me parece delicioso.

    Y me gusta haber encontrado tu blog, si me permites decírtelo. El título ya me enamoró.

    Un saludo.

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  3. Curiyú, no sé si ya lo hiciste, pero puedes oír la voz de Valle-Inclán en el enlace que puse al final de la entrada. No creo que los españoles seamos muy autocríticos (vaya, quizá esto sea una autocrítica) y no sé exactamente por qué lo dices ni cuál es tu expereriencia en ese sentido. Lo que sí tengo claro es que hemos cuidado muy mal nuestros patrimonio cultural, que es a lo que me refería. Saludos.

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  4. Sentimentiras, me alegra mucho encontrarte por aquí. Bienvenida y gracias por tus palabras. Para mí tu blog sí ha sido un descubrimiento. Tienes un lector fiel. Respecto a Valle, es uno de los grandes. Un saludo.

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  5. Recuerdo aquel libro de Valle Inclán (Jardín umbrío), que recopilaba historias de santos, duendes, ladrones y almas en pena.

    Reciba usted mis saludos.

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  6. Retablo, ese libro que usted menciona es una maravilla. Lo leí hace tiempo y no me importaría volverlo a leer. No es de los más conocidos de Valle, pero desde el mismo título (qué buenos son los títulos de Valle) te invita a entrar en un mundo distinto, lleno de un misterio ingenuo, hojas secas, jardines olvidados, magia gallega y cuentos de aparecidos. Esa estética modernista y decadente me gusta mucho. Cualquier día traigo por aquí algún fragmento. Un saludo.

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